El asesino se detuvo frente a la puerta, miro a ambos lados de la calle, esta estaba vacía. El viento invernal azotaba la ciudad de manera incansable. La noche presentaba una luna legañosa de nubes. Nadie lo miraba, eso le gusto. Apago su cigarrillo, lo aplasto contra la pared, luego guardo la colilla en su chaqueta.
Sus manos toscas, enguantadas, abrieron la puerta lentamente. Esta no hizo el menor ruido, las bisagras estaban en buen estado. Aceitadas. Su sombra se alargo por la estancia gracias a la luna. Cerró la puerta tras de sí. Estaba oscuro, era una sala sencilla, un par de sillones, una mesa de centro, tres cuadros de naturaleza, un par de fotografías, un centro de entretenimiento, algunas figurillas de cerámica. Se quedo quieto esperando que sus ojos se adaptaran a las sombras. Cuando lo hizo recorrió el lugar con la mirada. Cuidadosa y lentamente camino, casi de puntitas, hacia un sillón. Se dejo caer pesadamente. Se agarro la cabeza con ambas manos, como queriendo aclarar sus ideas. Se quito los guantes, los guardo en otro bolsillo de su chaqueta. A parte del viento no se escuchaba ningún otro ruido, la noche parecía totalmente en calma. Como muerta.
Empezó a respirar agitadamente, trato de calmarse, no quería que nadie advirtiera su presencia. Se levanto, se dirigió hacia un hueco en la pared, una puerta. Daba a la cocina, una mesa, estufa, refrigerador, una cocineta chica y una maceta aburridamente en un rincón. Abrió el refrigerador, la luz ilumino su rostro, sus ojos brillaban furtivos, como de lobo, su boca era solo una mancha bajo el bigote, estaba picado de viruela, la nariz era grotesca, roja a causa del frio y del whisky, asomaban unos pelillos por cada fosa. Cogió el galón de leche, dio un buen trago, se limpio la boca con el antebrazo, volvió a beber. La leche estaba fresca. Eso lo animo a sentirse bien. Seguía rodeado de sombras, parecía que la casa estuviera vacía, quiso comprobarlo.
Guardo la leche, cerró el refrigerador, camino de vuelta a la sala, era un profesional, parecía no pisar el suelo, flotar o deslizarse sobre hielo. Con los ojos ya acostumbrados a la poca luz se dirigió a otra puerta, se detuvo un momento, como si dudara, alargo su mano giro la perilla, empujo, se abrió fácilmente. Dentro dos pequeñas dormían en camas gemelas, abrazadas a un peluche. Una parecía tener unos siete años, la otra un par menos. Eran lindas, de cabello negro y piel blanca, camino hasta quedar en medio de las camas, miro largo rato a la mas grande, luego giro hacia la otra, le parecieron tan frágiles, pensó que matarlas no le llevaría nada de trabajo. De igual forma a como entro, salió, cerró la puerta cuidando no perturbar su sueño.
Siguió caminando por la casa, se sentía con confianza, era el mejor en lo que hacía. Cruel, silencioso, rápido y efectivo.
Algunas veces el mismo se decía que no tenia corazón, casi llegaba a asustarse de las cosas que había hecho. Sus ojos parecían casi bondadosos, entonces miraba todas y cada una de las caras de sus víctimas. Por un par de semanas lo asaltaban en sus pesadillas, pero luego regresaba su realidad, sus ojos recuperaban la fiereza. Las pesadillas se iban y sus víctimas eran solo otra estadística, para alguien más.
El asesino abrió otra puerta, en la cama dormía una mujer, estaba de costado. El solo miraba su cabello, y adivinaba su espalda bajo las cobijas. Con pocos pasos llego hasta la cama. Se quito la chaqueta y la dejo caer sobre la alfombra, luego se sentó sobre la orilla de la cama, cuidando de no despertar a su ocupante, se inclino un poco, se quito cada una de sus pesadas botas, las empujo con un pie bajo la cama. Volvió a levantarse, de una manera que podemos llamar delicada, levanto las cobijas, se metió en ellas, la cabeza sobre la almohada, un escalofrió le recorrió el cuerpo.
Su brazo derecho se deslizo como tocando fuego, era un brazo fuerte. Su dedo índice estaba listo siempre para apretar el gatillo. Se abrazo a su mujer, sintió el calor de su cuerpo, su palpitar. Pensó en sus hijas, durmiendo en la otra habitación, se sintió contento. A veces eso lo hacía reconciliarse con el mundo.
martes, 10 de mayo de 2011
CADAVER DE AMOR
El amor se me quedo bajo los parpados
Encarnado,
Tatuaje de sangre
Y de recuerdo.
Memoria roja
Rastro indeleble de lo eterno
Cadáver durmiente,
Hirviente de gusanos
Fuego extinto.
Besos secos
Sobre labios marchitos.
El amor no pedido
El amor no dado,
El amor muerto
El amor no olvidado,
Se fue haciendo costra sobre mi pecho
Hasta formar un sentimiento espeso.
Demonio violento
Temor infundado, inquieto
Pero no menos cierto.
El amor se volvió un animal
Con colmillos, garras
Y nueve vidas al igual que un gato.
Y me come las entrañas
Las fuerzas, las ganas
Las esperanzas.
El amor se me fue muriendo
Y junto con el
Me fue matando.
Encarnado,
Tatuaje de sangre
Y de recuerdo.
Memoria roja
Rastro indeleble de lo eterno
Cadáver durmiente,
Hirviente de gusanos
Fuego extinto.
Besos secos
Sobre labios marchitos.
El amor no pedido
El amor no dado,
El amor muerto
El amor no olvidado,
Se fue haciendo costra sobre mi pecho
Hasta formar un sentimiento espeso.
Demonio violento
Temor infundado, inquieto
Pero no menos cierto.
El amor se volvió un animal
Con colmillos, garras
Y nueve vidas al igual que un gato.
Y me come las entrañas
Las fuerzas, las ganas
Las esperanzas.
El amor se me fue muriendo
Y junto con el
Me fue matando.
PACTO CON EL DIABLO
El diablo vino a visitarme
A primera hora del día
Vestía un traje elegante
Sus cuernos estaban limpios
En la punta note un pequeño brillo
Su color rojo era un poco exagerado
Contrastante con sus blancos colmillos
Entro sin abrir la puerta
Se sentó a mi lado
Ofréceme algo de beber- ordeno-
¿Café o agua? Pregunte yo
¿Así tratas a tus amigos?
Dame una cerveza
¿Café o agua?
Esta bien, este bien, café.
Dos de azúcar y una de crema.
Serví dos tazas de café,
Uno con Dos de azúcar y una de crema
Yo lo tomo negro.
Fui a sentarme
Nos quedamos viendo largo rato
El daba sorbos a su taza y jugaba con su cola
Yo trataba de ordenar mis ideas
¿y bien? Pregunto
¿y bien que? pregunte yo
¿Ya te decidiste? ¿Haremos trato?
NO
¿Estas seguro?
¿Recuerdas a la chica de ayer? la que vimos en el transporte, la de ojos de miel.
¿Qué hay con ella?
Yo puedo dártela
No me parece conveniente, creo que ella tiene sus propios demonios
También podría regresar el tiempo, recuperarías a tu esposa y a tus hijos
¿Mas café?
Si, dos de azúcar y una de crema
Serví los cafés
Lo mire a los ojos, luego sus cuernos,
Luego su cola
De vuelta sus ojos
Sigue sin parecerme una buena oferta- dije-
Pide lo que quieras, yo te lo daré.
Que tal si solo me dejaras en paz
Y ya no vinieras a tomarte mi café.
¿eso es lo que quieres?
Que tal si me permitieras dormir una noche completa
Sin preocuparme por el ayer
Puedes pedir lo que sea
Esta bien, el trato es el siguiente:
Aparecerás solo cuando yo te llame
Y no debes vestir tan formal
Tu color no debe ser tan rojo
Además debes traer tu propio café.
También quiero pluma y papel
Y escribir cada palabra que hemos dicho.
Me miro con una mueca sonriente
Nos dimos la mano para sellar el pacto.
Tenia una fuerza tremenda
Y las uñas mas largas y sucias que yo haya visto.
Tenemos un trato
dijo antes de levantarse
su café aun estaba humeante
avanzo hacia un rincón de la habitación
algo mas
dije yo
y dime ¿que es?
Que tal si dejas de ser parte de mi locura
Y dejas de esconderte bajo mi piel.
Su cara se transformo en una mascara horrible
Grito,
Abrió sus fauces y escupió toda clase de plagas
De sus ojos salía fuego
Su color rojo se volvió negro
Su vientre estaba hinchado
Me dio un poco de miedo
Asi que tome mi taza
Apure un trago
Justo antes de verlo extinguirse
entre el humo del café.
A primera hora del día
Vestía un traje elegante
Sus cuernos estaban limpios
En la punta note un pequeño brillo
Su color rojo era un poco exagerado
Contrastante con sus blancos colmillos
Entro sin abrir la puerta
Se sentó a mi lado
Ofréceme algo de beber- ordeno-
¿Café o agua? Pregunte yo
¿Así tratas a tus amigos?
Dame una cerveza
¿Café o agua?
Esta bien, este bien, café.
Dos de azúcar y una de crema.
Serví dos tazas de café,
Uno con Dos de azúcar y una de crema
Yo lo tomo negro.
Fui a sentarme
Nos quedamos viendo largo rato
El daba sorbos a su taza y jugaba con su cola
Yo trataba de ordenar mis ideas
¿y bien? Pregunto
¿y bien que? pregunte yo
¿Ya te decidiste? ¿Haremos trato?
NO
¿Estas seguro?
¿Recuerdas a la chica de ayer? la que vimos en el transporte, la de ojos de miel.
¿Qué hay con ella?
Yo puedo dártela
No me parece conveniente, creo que ella tiene sus propios demonios
También podría regresar el tiempo, recuperarías a tu esposa y a tus hijos
¿Mas café?
Si, dos de azúcar y una de crema
Serví los cafés
Lo mire a los ojos, luego sus cuernos,
Luego su cola
De vuelta sus ojos
Sigue sin parecerme una buena oferta- dije-
Pide lo que quieras, yo te lo daré.
Que tal si solo me dejaras en paz
Y ya no vinieras a tomarte mi café.
¿eso es lo que quieres?
Que tal si me permitieras dormir una noche completa
Sin preocuparme por el ayer
Puedes pedir lo que sea
Esta bien, el trato es el siguiente:
Aparecerás solo cuando yo te llame
Y no debes vestir tan formal
Tu color no debe ser tan rojo
Además debes traer tu propio café.
También quiero pluma y papel
Y escribir cada palabra que hemos dicho.
Me miro con una mueca sonriente
Nos dimos la mano para sellar el pacto.
Tenia una fuerza tremenda
Y las uñas mas largas y sucias que yo haya visto.
Tenemos un trato
dijo antes de levantarse
su café aun estaba humeante
avanzo hacia un rincón de la habitación
algo mas
dije yo
y dime ¿que es?
Que tal si dejas de ser parte de mi locura
Y dejas de esconderte bajo mi piel.
Su cara se transformo en una mascara horrible
Grito,
Abrió sus fauces y escupió toda clase de plagas
De sus ojos salía fuego
Su color rojo se volvió negro
Su vientre estaba hinchado
Me dio un poco de miedo
Asi que tome mi taza
Apure un trago
Justo antes de verlo extinguirse
entre el humo del café.
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